viernes, 16 de julio de 2021

Tanit


 

Era una noche de claro de luna en la cala de la que era huésped temporal.


Las luminarias se reflejaban en un espejo acuoso e iluminaban su rostro.


Allí, a solas con sus pensamientos, miraba firme a la marea en su danza cíclica.


A punto de arrojar sus sueños al mar, una luz brillante llamó su atención.


En la orilla, enterrada, una pulsera resplandecía, llamándola.


¿Qué posibilidad había de que ambas se encontraran?


Ninguna, atendiendo al azar. Pero aquello no era casual. Estaban destinadas a encontrarse.


Al principio no lo entendía, hasta que lo escuchó muy claro en su mente. Era un contrato que le ofrecía al oído.


Él. El duende de las mil caras, guardián de Tanit, señora de lo visible e invisible.


Ahora ella estaría siempre en deuda. Atada de por vida a aquella cala. A aquella espuma. A aquella arena.


Ahora, ella era un ingrediente más en la receta de aquel paraíso.


Y siempre lo sabría en su interior.


Obra de; @lord.cah 

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