viernes, 30 de julio de 2021

Dedos


 

Ya lo decía Bukovski. “La muerte no apesta. Solo lo que agoniza, solo que se pudre, apesta. La muerte no apesta”.


El problema es que yo no sabía en qué estado me encontraba; vivo, muerto, o en un permanente limbo entre ambos mundos.


Mis dedos polícromos se parecían a un cuadro expresionista. Difíciles de interpretar.


Un temblor permanente provocaba que la vida se me escapara de mis brazos, y eso me hacía parecer aún más alterado.


A mí me daba igual. Los locos no tienen patria. Panero me susurraba al oído…”palpo el muro en que habrá de grabarse mi ausencia”.


Y su veneno invadía cada centímetro de mi piel.


Una jaula de grillos, que apestaba a carne podrida a la manera de un burdel de carretera, resonaba como un alarido entre las paredes frágiles de mi cráneo, trepanándolo y provocando que las tinieblas más ocultas de mi mente se esparcieran como una tormenta.


Goteaban por mi frente y me exponían a un mundo exterior que yo no entendía.


El universo agonizaba y yo sentía que no podía atraparlo.


Se me escapaba. Solo lo que agoniza, apesta.


Obra de; @lord.cah 

miércoles, 28 de julio de 2021

Ocre


 

Un espectro rojo de frutos cobrizos, ocres como la sangre.


Quizá se deba a la permanente transfusión que fluye por sus raíces.


Bajo tierra, lo suficientemente profundo para acallar sus lamentos.


De lejos, las cuerdas que sujetan el desvencijado edificio golpean sin cesar al mínimo soplo de viento, como un flagelante añejo.


Una mujer asciende con dificultad la pasarela de piedra, cargada con un pesado maletín, directa a sus entrañas.


Ahora, ella también servirá de alimento.



Obra de; Jackson Pollock

domingo, 25 de julio de 2021

Recuerdos


 

Una sandalia sucia, vieja y abandonada era el último testimonio de vida.


Los escombros eran la alfombra de entrada, que daban la bienvenida al palacio del silencio, cubierto por la maleza a medio crecer, y adornado de medicamentos, correas y recetas.


Tenía un tétrico halo de mansión gótica donde esperabas encontrar una cara envejecida al otro lado de la pared, pero solamente las palomas y el eco del pasado habitaban el lugar.


Una música de fondo que no existía cubría el lugar con un escalofriante silencio que podías sentir recorriendo tu cuerpo, y la vida volvía a cobrar forma y sentido en cada habitación.


Por el suelo, abandonadas, cientos de historias anónimas cuyo recuerdo, por alguna razón, quedó sepultado para siempre; toma su medicación. Tarde normal. Crema en el cuerpo. Drenaje del ojo. Se queja. Molesta. Dormida. Nerviosa.


Memorias entremezcladas entre media dosis de olvido, silencio y hierba.


Memorias de vida. Recuerdos que callan. 

viernes, 23 de julio de 2021

Wicca


 

Saqué mi teléfono del bolsillo y un mensaje me golpeó al instante; solo llamadas de emergencia.


Ahora estaba en sus dominios. Y en ellos, la vida, tal y como la conocía, no existía.


Tampoco mis sentidos. Dependía completamente de ella. Como un autómata sin más voluntad que la de servir a sus pensamientos.


Casi sin darme cuenta, me vi ante una sala fría y oscura. Un muro de espejos se clavaban como puñales y un manto helado recorría mi cuerpo para recordarme a los fantasmas que me torturaban cada noche.


De lo más profundo de la estancia, una voz metálica no paraba de recitar unos versos....."no me recuerdes el mar, que la pena negra brota bajo el rumor de las hojas".


Me evaporaba, deslizándome por las rendijas del suelo y por las brechas roídas de las paredes. Como en un dibujo de Alfred Kubin o Harry Clarke.


Y ya no sabía si estaba en el inframundo o si todo había sido real.


Obra de; @lord.cah

martes, 20 de julio de 2021

Riscos


 

Las letras volaban rápido, al ritmo de las ráfagas de aire que entraban con violencia por la ventana.


La concentración se dispersaba a la par entre los riscos de la Cuerda Larga, y unos ojos morenos secuestrados por una mascarilla, que hacía de carcelera de la piel joven suavizada por el aire.


La nieve sobre los picos apenas marcaba el límite entre ellos y el cielo, y unas pocas sillas eran la distancia que me separaba de sus manos y su pelo castaño, diluido entre las tejas como telón de fondo.


Ambas distracciones hacían difícil el estudio, pero también placentero. 

Ya se sabe; una espina entre rosales duele mucho menos.


Obra de; @penalverandresrafael 

viernes, 16 de julio de 2021

Tanit


 

Era una noche de claro de luna en la cala de la que era huésped temporal.


Las luminarias se reflejaban en un espejo acuoso e iluminaban su rostro.


Allí, a solas con sus pensamientos, miraba firme a la marea en su danza cíclica.


A punto de arrojar sus sueños al mar, una luz brillante llamó su atención.


En la orilla, enterrada, una pulsera resplandecía, llamándola.


¿Qué posibilidad había de que ambas se encontraran?


Ninguna, atendiendo al azar. Pero aquello no era casual. Estaban destinadas a encontrarse.


Al principio no lo entendía, hasta que lo escuchó muy claro en su mente. Era un contrato que le ofrecía al oído.


Él. El duende de las mil caras, guardián de Tanit, señora de lo visible e invisible.


Ahora ella estaría siempre en deuda. Atada de por vida a aquella cala. A aquella espuma. A aquella arena.


Ahora, ella era un ingrediente más en la receta de aquel paraíso.


Y siempre lo sabría en su interior.


Obra de; @lord.cah 

martes, 13 de julio de 2021

Veneno


 

¿Por qué no eres consciente del veneno que me has inyectado?


No te engañes. Como decía Panero, “voy pasando oscuramente de mí a tu memoria”.


Sabes que esa sustancia, que ahora forma parte de mí, no me está matando. Al contrario.


Me permite cabalgar sobre la muerte, como en el cuadro de Basquiat.


Y como en él, mi cuerpo, deforme y descompuesto, solo se une a la vida con el tacto de un deseo que está muerto.


Porque, como decía Shakespeare, “yo soy tu prisionero, y es tuyo lo que es mío y llevo dentro”.


Obra de;  Jean-Michel Basquiat

lunes, 12 de julio de 2021

Manos


 

Sus lunes no eran al sol. Prefería la sombra discreta del mismo banco. A la misma hora. En el mismo parque.


Alejado del ruido. De sus ruidos. Los que le impedían dormir por la noche.


Contarse a sí mismo historias de amor no era suficiente porque, al despertarse y bajar a la calle, siempre hacía lo mismo, casi de forma ritual; mirarse las manos.


Arrugadas, envejecidas y canosas como el pelo. Los años en el paro le habían dado tiempo de sobra para leer cada línea de su piel. De sus dedos.


Y para preguntarse para qué servían esas manos. Para qué servía él, si es que tenía alguna utilidad.


Era en ese justo momento, el más oscuro de la mañana, en el parque, en el banco, en la sombra, cuando recordaba cada día las mismas palabras de Jodorowsky;


"Todo el mundo sirve para algo. Todo el mundo tiene un talento. Personal. Único. Es único en la eternidad, en el infinito. Eres único, pero tienes que descubrir cuál es tu unicidad".


Y entonces, sonreía. Todos sonreían.


Obra de; Mario Irarrázabal

sábado, 10 de julio de 2021

Cables


 

Dicen que el cuerpo humano tiene 100.000 kilómetros de vasos sanguíneos.


No sé. Nunca me he abierto en canal para comprobarlo. Y me gustaría.


Me encantaría poder mirarme con un espejo e inspeccionar los cables que sobreviven en mi interior. Ver qué pasa si los desconectas uno a uno.


¿Cuánto tiempo tardarías antes de dar con la clave que desactive la máquina? ¿Cuál de ellos es el interruptor definitivo? ¿Cuándo ya no hay vuelta atrás?


Kilómetros y kilómetros de conexiones sanguinolentas para mantener encendida y activa a la bestia.


Así de sencillo. Así de frágil y extraño.


Obra de; @robertoferri_official

viernes, 9 de julio de 2021

Veneno


 

Una cara pueden ser varias. Hasta millones a la vez.


Hawthorne dijo una vez que “nadie puede tener una cara para sí mismo y otra para la multitud sin confundirse respecto a la verdadera”.


Amor y sufrimiento acaban por complementarse y, como decía Modigliani, “el dolor se convierte en un estímulo de renovación”.


La tierra suplanta las raíces por extremidades que caen hacia el abismo.


Todo cede bajo la tiranía de la gravedad y la vida acaba por reducirse a una guerra entre supervivencia y atracción.


Una batalla perdida en la que las estrellas son el único testigo de la ley eterna inter-demencial alumbrada por neones de burlesque y una vela a medio consumir.


Veneno, diluido en palabras.


Obra de; @lord.cah 

jueves, 8 de julio de 2021

Pecado


 

Mi paraíso está donde haya un milímetro de ti.


En la arena inabarcable.

En los patios de la Alhambra.

En el fuego y el incienso.

En la tierra, en la raíz.


Un Roberto Ferri descifrando mis infiernos.


De pecado en labio, intenso,

oxidando sentimientos por vivir.


Obra de; @robertoferri_official

domingo, 4 de julio de 2021

Ruinas


 

En medio de tanta ruina comprendí por qué me fascinaban. Podías encontrar la más absoluta soledad y tranquilidad aunque estuvieras en pleno centro de la ciudad.


Las ruinas tienen ese encanto; atraen la soledad como si fueran un imán que, a su vez, repele las miradas discretas.


Solo se rodea de lo indiscreto, bizarro y solitario.


Son como un agujero negro en mitad de una nube de anti-materia; absorben la materia y la descomponen a la vez. El tiempo que pasas dentro de ellas es como si cada átomo de tu cuerpo estallara en mil pedazos y dejaras de ser tú, para fundirte en cada piedra y en cada hierba del lugar.


Tú mismo pasas a ser una ruina. Una sombra de ti mismo.


Éstas, además, tenían un atractivo especial. Eran un cementerio temático según donde mirases.


En cada esquina, había un nicho diferente; viejos aparatos telefónicos, retretes, botes usados de pintura, ladrillos y pequeños eremitas solitarios únicos en su especie que completaban la desolación del lugar, como un enorme hueso que, quería pensar, pertenecía a algún animal descarriado.


Si lo pensaba bien, esa era la palabra perfecta; descarriado. Apartado. Separado. 

No había mejor definición para un sitio así.


Obra de; @la_riostia 

viernes, 2 de julio de 2021

Reencarnación


 

Siempre lo había creído, pero verla arrodillada delante de sus creaciones me lo confirmó; la reencarnación existe.


Ella era, sin duda, Artemisia Gentileschi.


Solía decírselo con frecuencia; de haber nacido en esa época, estaría en los libros de arte.


Cuanto más la miraba, más veía a aquella pionera reflejada en sus manos. En sus ojos.


Ese mundo tenía algo especial. Esa tenebrosidad. Esa energía creadora que parecía avivada por una fuerza sobrenatural.


Pero había un hilo que las unía de una manera mucho más profunda e intensa; esa crudeza revestida de belleza, esos desnudos sugerentes, esa oscuridad expresionista y violenta.


Esa chispa que solo unos pocos genios tienen.


Obra de; @lord.cah