martes, 9 de noviembre de 2021

Indecente


 

La sentaron en la silla más cómoda del despacho.


Así podría sentirse más segura para exteriorizar todos los nubarrones que rumiaban sus emociones más ocultas.


Creían que la pobre e inocente víctima estaba enferma, porque sus dibujos eran tétricos, eróticos, violentos e inapropiados.


Inapropiados e indecentes, como los cuadros de Egon Schiele que hubo que quemar en la pira funeraria del mal gusto, encorsetado y marmóreo.


Fuera, en las calles, esperaba la tríada del dulce néctar de la libertad; auto censura-represión-terapia.


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Obra de; Ángeles Santos.