martes, 2 de marzo de 2021

Próximo tren


 

Mirando al cartel me di cuenta. Ocho más diecisiete suman veinticinco. Casi media hora. Medio siglo.


En un siglo cabe un mundo. En medio siglo, también.


Se pueden dibujar silencios en el cielo. Bajar por una escalera sinuosa hasta lo profundo de un pozo para darle la mano a aquel hombre desnudo, atado e inmóvil, a punto de ser desmembrado por una guadaña, como en los mundos de Poe.


En medio siglo, puedes levantarte por la noche, con las manos llenas de un óxido rojo brillante y darte cuenta que has matado a tu alter ego. Ese que te atormenta cada vez que te ve en el espejo cada mañana.


Es curioso pensar en todo lo que se puede soñar en media hora.


En el fondo, me compadezco de toda esa pobre gente que dispone de conductor personal y mira con desdén desde el otro lado de unas lunas tintadas. Nunca podrán experimentar el placer de soñar durante media hora.


Próximo tren, 30 minutos.

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