sábado, 20 de marzo de 2021

Desactivar


 

Resulta interesante experimentar el efecto que determinados fármacos ejercen sobre la mente.


Cómo una persona joven puede quedar desactivada a media tarde, como si fuera víctima de una trepanación demasiado profunda que hubiera alcanzado, tocado, y hundido las partes esenciales de su cerebro.


Siempre ha existido la teoría que, ante casos neuróticos o depresivos, lo mejor es encerrar, sobre-medicar y desactivar a la persona.


Alejarla del mundo como un peligro social y ver cómo babea lamentablemente en la esquina de una habitación.


Desactivar a una persona es fácil. Siempre ha sido fácil. Apagar el interruptor que tiene sobre los hombros y se acabó. Un problema menos. Un objeto inanimado e inservible que puedes mover y colocar, como se adorna con un mueble de salón. Estilo imperio o victoriano, según el gusto.


Lo único que importa es que no manche demasiado y, de vez en cuando, le quitas el polvo, para que esté presentable.


Yo, sin embargo, prefiero ser un mueble estilo rústico castellano. Al menos así, todo queda en casa.



Imagen; José María Sánchez Casas

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