La vida se mide en instantes. En centímetros. En rincones secretos doblando la esquina que son especiales porque los haces tuyos.
En esa calle con sabor a barrio, grafiti desgastado y pavimento usado.
En las viejas canchas de baloncesto de domingos primaverales y en el silencio, que altera como un fogonazo de luz la realidad difusa.
Barrio, que es lo que nos queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario