sábado, 22 de mayo de 2021

Arte


 

Los mejores murales están en los sitios más difíciles.


Cuanto más apartado y remoto, mejor. Menos accesible, más reservado.


Es como la escalada. Los mejores siempre encuentran las montañas más desconocidas.


Con el arte urbano pasa lo mismo solo que, a veces, apartado y bizarro van de la mano.


En ocasiones, captar esa obra de arte implica bajar por puentes llenos de infraviviendas, basura y desperdicios. Montañas y ríos de inmundicia.


Parece que, literalmente, bajas a otro mundo. A otra dimensión, donde está esa realidad que no quiere verse.


Desciendes a los infiernos para poder ver el mejor arte. El que no está en las galerías y museos. El que no cotiza en bolsa.


El que ni si quiera es considerado arte, si no vandalismo, delito, crimen.


Por eso está escondido, como una simbólica protesta. No todos los ojos merecen verlo. Ni apreciarlo.


Por eso es arte.

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