martes, 27 de abril de 2021

Lagartos


 

En el país de los lagartos, la soledad valía su peso en oro. Se buscaba como al sol de agosto.


En ese universo, podía encontrar en mitad de la ciudad asfáltica y alquitranada una plazuela muy pequeña.


En ella, una mujer hablaba por teléfono mirando, pegada, a la pared.


También había un banco en el centro con dos hombres sentados juntos, pegados espalda contra espalda, atendiendo callados sus dispositivos electrónicos.


Fuera de la plazuela, todo el mundo interactuaba. Era como si en el país de los lagartos, el tiempo pasara muy despacio.


La gente no podía moverse. Tan solo mirar el mundo a través de una pantalla.


El país de los lagartos podía estar en cualquier plaza de cualquier calle. Y lo estaba.


Pero yo lo vi en ésta. En silencio. Camuflada.



Imagen; La casa de los lagartos. @elninodelaspinturas

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