La grasa de cerdo goteaba, mezclándose con los restos de alcohol, sangre y cristales rotos.
Parafilias nocturnas y sombras acechantes aguijoneaban una perversión lubricada de inmoralidad, vicio, pecado y desenfreno.
La corrupción de la carne. La piel de los peces, como decía ella.
Desangrado por el aparecido de las sombras de García Montero y Werner Herzog.
Diario de sangre y fuego.
Sed, idolatría y letargo.
Imagen de; Nastassja Nikitina.
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