viernes, 4 de febrero de 2022

Dedos


 

En el escaso trayecto que tenía por delante, me preguntaba cuál de todas sería ella.


La anciana recepcionista que siempre me miraba con un extraño e inquietante recelo cuando traspasaba el umbral de los cristales, casi siempre al caer el ocaso.


Las jóvenes orientales que masticaban y casi deglutían su comida a la luz de los fogones en una atípica noche casi primaveral.


Una voz anónima y desfigurada que se escapaba de una ventana entreabierta, reclamando un regalo que nunca llegaba. Las horas huían del sonido de la droga, de un barrio que se resistía a dejar de ser periférico.


Aquella cuyas palabras, como decía Joyce, eran los dedos que recorrían mis cuerdas.


Ella no era ninguna. O quizá todas al mismo tiempo.


Obra de; @lord.cah 

No hay comentarios:

Publicar un comentario