Un humo líquido, espeso, opacaba su cuerpo.
Apenas se podían adivinar los trazos de sus pechos. Como en la neblina que sucede al sexo más desaforado y salvaje.
Ir y venir. Esa era la clave.
Como decía Borja Sémper...."cómo te vas sin quererte ir, cómo vienes sin terminar de llegar"....
Obra de; @manuelfiestas
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