martes, 23 de febrero de 2021

Inapropiado


 

Entraba en Madrid, mi querida y añorada ciudad natal, imbuido por el espíritu paranoico-crítico de Dalí.


Yo mismo era un ente surrealista y quizá por eso iba por la carretera sentado en una silla, anclado en el techo de un automóvil años 60 sin conductor, pero con mucha solera. Puede que fuese yo quien lo condujera con la mente.


Lo extraño de un extraño es que...a veces no resulta extraño. Raro sí, que no es lo mismo pero es igual, como decía Silvio.


Lo único que sé es que circulaba a una velocidad inapropiadamente alta para un turismo, y que por eso me multaban.


Quizá lo inapropiado era que no llevara cinturón de seguridad, pero sí un elegante bombín y pajarita, y por eso me golpeaba con cada señal destartalada del camino que me indicaba que cada vez quedaba menos para ser engullido en el agujero negro de la capital.


Definitivamente, lo inapropiado era yo.

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