miércoles, 4 de agosto de 2021

Óxido


 

Luz potente. Brillante. Eléctrica.


Refleja su sombra en la superficie de la madera, pero no en la piel. Ella repele la luz. La acuchilla.


Cien clavos con cruces que estallan en mi cabeza. Como puñales. Gritan y gritan, como voces de alarma.


Se quedan en ese punto situado entre el ojo y el párpado. Ese granito de arena que tortura la mente.


Todo se vuelve rojo, como en los cuadros de Munch, y me veo a mí mismo pintando un lienzo con óxido intravenoso, descarnado y salvaje.


Obra de; Edvard Munch

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