sábado, 16 de enero de 2021

Fantasmas


 

Eran don espectros, de carne y hueso, que se miraban a los ojos.


Hacía 13 años que no se veían, pero ambos sentían aún el sabor del otro en sus labios y en sus manos, acariciándose, como si los dedos no fueran suficiente para palpar la realidad de un sueño que empezó tiempo atrás.


Y cuando se vieron allí, en mitad del desértico pasillo, en silencio y con la única compañía del viento de enero golpeando los cristales del edificio envejecido, no supieron qué decirse.


Solo se miraron. Y, sin decirse nada, se unieron.


Dejaron de ser dos cuerpos y se fundieron en una masa uniforme de células, carne y nervios. 

Sus labios, fundiéndose una vez más, eran lo único que se distinguía.


Y es que, los fantasmas también se enamoran.



Imagen; Emanuele Patti

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