viernes, 25 de junio de 2021

Cuento


 

La cesta y la sombra eran lo de menos. Lo importante eran sus ojos.


Esos ojos tenían algo secreto. Escondían un deseo prohibido.


Esa muchacha no era la inocente doncella de Perrault. Era el espectro de la leyenda, que disfrutaba de un brutal acto de canibalismo incestuoso en compañía del licántropo.


No había rastro de ingenuidad. Ni de maldad. No había hadas ni magia, solo puro y simple deseo. Instinto animal.


Ella era la “muchacha de palidez mortal” de la que hablaba Egon Schiele.


Me seducía de un modo indecente. Demencial.


No sé qué tenían aquellos ojos ámbar, pero solo podía perder mi cordura en ellos. Una vez más.


Obra de; @lord.cah

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